El pacífico imperio de las burbujas
Además de por su excelente calidad, el motivo por el cual tenemos la costumbre de acompañar las grandes celebraciones con cava tiene un origen histórico. En este caso, tenemos que dar el mérito a nuestro querido país vecino del otro lado de los Pirineos. Y es que, aunque en ocasiones tengan cierta tendencia a adornar ciertos hechos mundanos con un áurea celestial (con evidentes objetivos comerciales que, todo sea dicho, tampoco iría mal que aplicáramos nosotros mismos de vez en cuando), en el caso de los vinos espumosos su contribución ha sido indudable. Y en vísperas de la Navidad es quizás el mejor momento para recordar hechos del pasado que han forjado las tradiciones de nuestros días.
La Champaña, un terroir real
A finales del siglo V de nuestra era, el actual territorio francés estaba divido en diferentes reinos que combatían entre ellos por establecer su dominio. Uno de ellos, el de los francos, en el norte, vio nacer a un nuevo líder, Clodoveo, el cual consiguió unificar todo el país. Hasta ese momento, los francos eran un pueblo pagano y, fruto de la unión de Clodoveo con una princesa cristiana, Clotilde, terminó por abrazar el nuevo credo. Su bautizo tuvo lugar en Reims, la capital de la Champaña, y estableció así la larga tradición de coronar a los reyes franceses en su emblemática catedral. Su herencia fue imborrable y, entre ellas, figura la del nombre de los principales monarcas galos- Luis, que llegó hasta el número XVI- el cual es una forma moderna de Clovis (traducción al francés de Clodoveo). Desde ese momento, la región ha tenido un papel preponderante y, en consecuencia, sus vinos siempre han sido tratados de una forma muy especial.
El nacimiento del vino espumoso
Como no podría ser de otro modo, la Champaña alberga la leyenda del fraile Dom Perignon, hacia finales del siglo XVI. Bien es probable que haya más mito que realidad en su historia (ver bibliografía, al final de este artículo), la cuestión es que dicha región pasó a ser el centro neurálgico del vino espumoso. Se convirtió así en la bebida de preferencia en las fiestas de la corte francesa y, poco a poco, fue calando en los estamentos de la nobleza, alcanzando cada vez una mayor difusión. Es curioso que, a pesar del intento de la Revolución Francesa de borrar cualquier privilegio aristocrático, la Champaña siguió manteniendo importantes prerrogativas sobre otras regiones productoras de espumosos, algunas de las cuales aún reclaman su autoría anterior a Dom Perignon.
Las burbujas de Año Nuevo
Cambiando de tema, la entrada del nuevo año es una celebración que persiste desde aproximadamente el tiempo de Julio César. Sin embargo, la vigilia hasta la media noche es mucho más reciente, de hace unos 200 años, para la cual había que encontrar una bebida donde bañar la festividad. A nivel internacional parecía que no había tantos favoritismos, pues el Champagne tenía competencia- el gran Charles Dickens, con su inconmensurable influjo en la Navidad, era un fervoroso defensor del ponche- pero aquí también el vino espumoso salió victorioso. Así que no tendremos más remedio que conceder que algo especial tenía… Esta tradición ha sobrevivido incluso a amenazas tan serias como la Ley Seca de los años veinte en Estados Unidos; la realidad es que la importación de vino espumoso en Norteamérica no sufrió grandes variaciones durante dichas restricciones (evidentemente, la mercancía seguía canales menos convencionales)
El Cava entra en escena
A todo esto, también nosotros empezamos a aplicar el método tradicional para subirnos al carro. Las primeras añadas se denominaron Champán de Reus y se elaboraban a partir de uvas del Penedés (el azar quiso que su presentación oficial fuera en París, en 1867) Poco a poco empezaron a surgir cada vez más bodegas que ofrecían al mercado nuestros vinos espumosos. Todo esto respondía a la incipiente demanda de esta bebida también en nuestro país, inicialmente por parte de las clases más acaudaladas y extendiéndose a estratos más humildes progresivamente. En cuanto a la Navidad se refiere, el celebrar el nuevo año con uvas precediendo al brindis con cava es algo muy nuestro, con una historia también muy interesante que explicaremos en otra ocasión.
La democracia de los vinos espumosos
Los avances tecnológicos han cambiado nuestras de vidas de forma vertiginosa, no siempre está claro que para bien… Sin embargo, es indudable que ahora tenemos acceso a ciertos placeres que antes eran solo alcanzables a las grandes riquezas. Siempre respetando el principio de la segunda fermentación en botella, el Cava ha ido modernizando sus procesos, reduciendo sus costes y permitiendo que todo el mundo pueda disfrutar de él. Desde Cavas Alsinac creemos firmemente en este modelo y es por ello que ofrecemos Cavas de calidad a precios muy razonables ¡Felices Fiestas y mucha salud y prosperidad!
Fuentes de Información
Para realizar este artículo hemos empleado información de los siguientes enlaces y bibliografía:
– «The real reason we drink Champagne on New Year’s», Debra Kelly
– «Clodoveo I», Wikipedia
– «Fin de Año: Cava y doce uvas de la suerte», Grupo Cobiñas
– «¿Por qué comemos doce uvas en Nochevieja», Isabel Gª Casado
– «Descubre la historia del Cava catalán», Silvia Pato
Los siguientes post de nuestro blog tratan una temática afín a este artículo:
– Cava y Navidad: el legado de los Fenicios.
– El brindis con Cava: un instante mágico.
– Los mitos del cava: un culebrón a la francesa.
1 Comentario
Soy un enamorado y adicto al CAVA y me gusta descubrir nuevas emociones