El Cava: una sensación muy subjetiva
Personalmente tengo que decir que el impacto que tiene en mi cuerpo el tomar un par de copas de cava tiene una variabilidad tremenda dependiendo del momento. Algunas cuestiones, como si lo tomamos durante la comida o sin ingerir nada, es de dominio público; otros condicionantes son mucho más sutiles. Además, el efecto de una misma cantidad de vino puede ser diametralmente distinto de una persona a otra, esto es algo que podemos encontrar con relativa frecuencia. En el artículo que aquí presentamos ahondaremos en este asunto e intentaremos encontrar algunas pautas y consejos que nos permitan disfrutar del cava de la más placentera y saludable posible, es decir, poder vivir esa euforia tan bonita sin que nos pase factura…
Absorbiendo cava
Una parte del alcohol que ingerimos directamente no entra en el sistema circulatorio, pues es oxidado en el estómago a través de una hormona denominada ADH. Recordemos que las hormonas son mensajeros químicos de nuestro organismo que tienen gran influencia sobre él. En el caso del ADH, éste tiene la capacidad de limitar la disponibilidad de alcohol para su entrada en el torrente sanguíneo. Cuando tomamos vino en ayuno, el etanol entra rápidamente en el duodeno, lo cual reduce su metabolización en el estómago y, en consecuencia, favorecerá su penetración en el sistema circulatorio. Algunos medicamentos, tales como la aspirina, inhiben la hormona ADH. Finalmente, debido a su bajo peso molecular, el alcohol etílico es absorbido con gran facilidad por el intestino delgado. Una vez en sangre, es la misma ADH (en una variación con respecto a la que está presente en el estómago) y ALDH las que rompen la molécula de etanol, para su posterior eliminación, pues no tiene entonces ninguna capacidad de depósito en tejidos o acumulación en la sangre. Es importante indicar aquí que el alcohol tiene prioridad en su metabolización en el hígado con respecto a nutrientes que requieran ser asimilados. De forma numérica, una persona de 70 kg puede metabolizar entre 170 y 240 g de alcohol al día, lo cual supone unos 7 g a la hora, equivalente aproximadamente a una copa de cava cada 60 minutos.
Las cuestiones que no podemos controlar
Visto los conceptos generales, hay que explicar que existen muchos factores que pueden afectar al ritmo de metabolización. Sobre algunos de estos condicionantes no tenemos ninguna capacidad de actuación. Uno de ellos es el sexo: para una misma dosis de alcohol ingerido, las mujeres generan una mayor concentración de alcohol en el flujo sanguíneo. De igual modo, la edad también tiene un efecto limitador a la hora de poder procesar el alcohol por parte del hígado, probablemente debido a una menor masa de dicho órgano y proporción de agua en el peso corporal, que son precisamente los mismos motivos que intervienen en la diferenciación entre hombres y mujeres. La raza también juega un papel importante, siendo el motivo de ello la deficiencia en las hormonas involucradas en este proceso. Por ejemplo, es bastante habitual encontrar déficit de alguna de ellas en individuos de oriente lejano, los cuales incluso con pequeñas dosis sufren un notable enrojecimiento de las mejillas, acompañado de un acelerado ritmo cardíaco.
El cava: los aspectos sobre los que sí podemos influir
El primero de los aspectos que están bajo nuestro control es el archiconocido “comer con el estómago vacío”. Por un lado, como hemos visto anteriormente, el alimento enlentece la entrada del alcohol en el intestino delgado, con lo cual aumenta su degradación antes de poder ser asimilado. Además, la injerencia de alimentos acelera en gran medida la actividad del organismo dedicada a la digestión, el aumento de la circulación sanguínea en el hígado es un ejemplo.
Otro de los aspectos cruciales a la hora de impactar nuestras capacidades es el estado de cansancio. En relación a pruebas de test sobre déficit de atención y tiempo de reacción, una misma cantidad de alcohol suministrado produce peores indicadores en las personas que han descansado menos. Esto no quiere decir que el nivel de alcohol en sangre sea superior en las personas más fatigadas, la diferencia radica en cómo afecta dicha dosis. En este mismo sentido, algunos estimulantes como el café pueden mejorar la sensación de sobriedad, aunque nada tienen que ver con la asimilación del alcohol.
Finalmente, queremos recalcar que muchos fármacos pueden inhibir o ralentizar la metabolización del vino, por lo que en muchos casos se desaconseja profusamente su consumo durante tratamientos terapéuticos que requieran de ellos.
La calidad del cava: una garantía para nuestro organismo
Dentro de la medida en que la sensatez nos promueva a beber con moderación, el alcohol etílico es asimilado relativamente rápido y, una vez transcurrido un tiempo prudencial, estaremos “limpios” y de nuevo en plenas facultades. No ocurre así con otros tipos de alcohol, tal como el alcohol metílico. Estos alcoholes nada aconsejables se desarrollan cuando la materia prima, el prensado o bien la fermentación no se producen en condiciones aceptables (por ejemplo, prensar de forma agresiva la uva, conteniendo ésta restos no deseados, como ramas…). En el caso del cava, cuya normativa obliga a utilizar vinos base de primera calidad (a partir de mosto flor), esto no debe suceder. Desde Alsinac, es esto una premisa básica, pues entendemos que es nuestra razón de ser el conseguir una experiencia placentera y, posteriormente, poder seguir con nuestra vida sin interferir.
Para realizar este artículo hemos empleado información de los siguientes enlaces y bibliografía:
– «7 Reasons You’re Drunker than your Friends.», ABC News , 3/8/2011.
– «Factors that affect intoxication», Bowling Green State University.
– «Alcohol Metabolism», Cederbaum et al., 1/11/2013.
– «How Food Affects Alcohol Consumption», Vanden Heuvel & Dineen S.C.
– «Being Sleepy can Make You Feel More Drunk», Medot, 11/11/2021.
– «6 Surprising Things That Get You Drunker, Quicker», Marygrace Taylor,11/11/2015
Los siguientes post de nuestro blog tratan una temática afín a este artículo:
– Los efectos seductores del Cava.
– El Cava: una bebida muy tolerante.
– Las neuronas del cava.
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